Santiago
Nazur,
jamás sospecho que al final de aquel misterioso sendero, en el
olvidado y lúgubre callejón, la muerte lo estaba esperando. Justo
allí; Los gemelos Márquez se habían fundido con la oscuridad tratando
de ocultar sus perversas intenciones. Ellos nunca habían cometido un
delito,
peor un crimen, sin embargo; la muerte
de su pequeña hermana Ángela de 15 años brutalmente estrangulada y
violada, era motivos
suficientes para convertirlos en
desalmados asesinos. La justicia se
deleitó presentando a varios sospechosos del execrable hecho, aunque
nunca
pudieron vincular a ninguno de ellos. El
tiempo se encargó de sepultar las investigaciones y las fuerzas de los
familiares de la joven se desvanecían en cada trámite; que solo se
convertían
en agujeros negros tragándose sus
afligidas almas. Pero fue un
escalofriante hallazgo que lo cambio todo.
Un
día,
mientras los gemelos desmontaban las cosas del cuarto de su hermana,
encontraron un extraño cofre, no tenían llaves, asi que tomaron un
martillo y con un
fuerte golpe, lograron abrirlo. En su interior hallaron varias fotos de
Santiago Nazur, un apuesto joven de 20
años, que vivía a cinco cuadras de la familia Márquez. Las
fotografías habían sido tomadas por la adolescente
con una cámara que le regalaron en su último cumpleaños. Además vieron
algunas
notas en papel de cuaderno, donde ella expresaba su amor por el joven,
el mismo que tenía
fama de enamorador; no había una chica
en la cuadra que no deseara ser amiga del adonis. La rabia cegó la
cordura de
los hermanos quienes salieron armados con palos hasta la casa del que
ellos
pensaban era el responsable del crimen. Al
llegar, los reclamos retumbaron en todo
el vecindario. Al rato el tumulto era considerable. Sin opciones de
escapar Santiago salió a la calle con un rifle propiedad de su
abuelo –La mentó la muerte de Ángela, pero no soy responsable; ahora lárguense
o los mato – grito el chico apuntando
a los hermanos Márquez; los mismo que, acorralados se retiraron, no sin antes
dejar una seria amenaza de muerte – no habrá mejor justicia que la de nuestras
manos- sentenciaron los gemelos.
La amenaza
de matarlo estaba a pocos metros de su llegada al callejón, donde fue sometido de forma brutal. Sin decir una
palabra ellos acertaron varias puñaladas que los baño de
sangre y mato en joven desdichado. El cuerpo fue abandonado en un botadero de
basura a pocos metros. Al día siguiente el barrio amaneció con la noticia que se
podía leer en todos los periódicos: fue capturado el asesino de la joven Ángela
Márquez. Se trataba del conserje del colegio donde ella estudiaba. En poder del
criminal se halló fotos de varias niñas y vídeos prohibidos. El vértigo invadió
a los recientes asesinos Márquez que no podían creer haber matado a un inocente. Después de aquello
se enteraron que el amor entre los jóvenes era reciproco pero nunca paso de lo platónico.
Dicen que ambos espíritus vagan por las calles del barrio intentando
encontrarse aun después de muertos.