domingo, 25 de agosto de 2013

LA PEOR PESADILLA

A la hora de comer  el televisor simplemente era un artículo decorativo, enmudecido para que no interrumpa lo que la familia González consideraba un momento íntimo para conversar y conocerse mucho más entre ellos. Don Carlos, el padre; provenía de una parentela numerosa, tenía diez hermanos y cada uno de ellos cinco hijos, sin embargo; su esposa Maritza no pudo complacerlo en su afán de tener una gran descendencia; ya que su cuerpo no lograba culminar los embarazados que siempre  terminaban en abortos. Sin perder las esperanzas y sometiéndose a un complicado tratamiento, lograron concebir a su única hija, Valentina.  Ella significaba para sus padres todo su mundo, más que en lo material, fue enriquecida de amor y afecto. Para Don Carlos era su mayor orgullo,  pues estaba próxima a cumplir 15 años.
Aquella noche mientras doña Maritza terminaba de servir la comida, pidió a su hija que valla a la tienda de la esquina a comprar una gaseosa. Valentina tomo el dinero  y como era su costumbre ante de salir,  dio un cálido beso en la mejilla a su padre que estaba sentado en el sofá leyendo una revista – amor ya está la comida servida, ven siéntate que la bebe ya trae la gaseosa- dijo doña Maritza.  Don Carlos dejo su revista a un lado y se situó en la mesa a lado de su amada esposa. Los minutos pasaron lentamente provocando con ello la tortura de la espera. Sentados, callados y nerviosos; se tomaron de las manos y no despegaron su mirada de la puerta de entrada y   presintiendo lo peor, su amada hija valentina, nunca llego.

Recorrieron cada cuadra. Buscaron en todos las casas vecinas. Llamaron a sus amigos del colegio y todos sus familiares. Sus padres conocían muy bien a su hija para saber que algo malo estaba pasando. Valentina no tenía enamorado,  pues siempre pensó que a su edad era una pérdida de tiempo. Su desesperación se agudizo más cuando la policía fríamente les dijo que deben esperar 48 horas para poder declarar desaparecida a una persona. Nadie había visto nada. La adolescente simplemente desapareció dejando a sus padres envueltos en la más terrible de las pesadillas.

Después de 8 días de su desaparición y sin más opciones, acudieron hasta la casa de una anciana gitana, famosa por leer las cartas de quien deseara saber su destino. Ya en el ritual la gitana encendió un cigarro y cortando varias veces  su baraja, hecho las cartas encima de un mantel lleno de imágenes esotéricas. – veo un carro negro llevándose a la niña. Veo la oscuridad y la angustia de su hija atrapada. Veo un patio grande lleno de maleza y un extraño tumulto de ladrillos cocidos- dijo la gitana – pero como esta- angustiado pregunto Don Carlos – siento como sus fuerzas empiezan a decaer, pero hay algo que la mantiene en pie y se resiste a morir, deben darse prisa- culmino la gitana en medio de un trance paranormal. Con aquella información la policía pudo reconocer un antiguo sector donde se fabricaban ladrillos al noreste de la ciudad. Rápidamente armaron un operativo y allanaron el sector. Cuando entraron hallaron a la joven valentina, atada a una cadena y desvanecida por la falta de alimento. Había pasado días sin tomar agua y estaba al borde de un colapso que pudo matarla. Lograron capturar al responsable que pretendía vender a la chica una red de traficantes de mujeres. Sus padres recobraron el aliento al tener a su hija de vuelta. Don Carlos la abrazo  tan fuerte como impidiendo que se vuelva a ir – como lograste resistir tanto hija- llorando pregunto su padre – cuando te di el beso en la mejilla se impregno en mí tu aroma papa, cada vez que sentía que moría, tu recuerdo me mantuvo en pie- después de aquello, Valentía jamás olvido como el amor de su familia logro crear fuerzas sobrenaturales capaces de salvarle la vida.