La
carretera parecía que se perdía entre la oscuridad y la espesa montonera de maleza. El sonido de su ofuscada respiración retumbaba en su cabeza carcomiendo la poca conciencia que
le quedo luego de matar a su mujer con treinta puñaladas que perforaron sus pulmones y alcanzaron a partir su
corazón. En el barrio le
decían “EL DIABLO”,
porque donde iba llevaba el infierno consigo. En su mano derecha colgaba el
cuchillo que utilizo para ejecutar a la
mujer que había jurado amar, pero
que sin ningún remordimiento dejo
en la sala de la casa en medio de un
charco de su propia sangre. Mientras caminaba, a lo lejos de aquella carretera
baldía se podía divisar
un destello de luz, la distancia era muy grande para saber lo que era, aunque el
bastardo criminal sabía
lo que le esperaba.
Cada paso que daba aun con sus
ropas ensangrentadas lo acercaban más
hacia el resplandor que empezaba a tomar un tono maléfico. A
quien bien llamaban “El
diablo” por todos los
males que había cometido,
estaba a las puertas del mismo infierno. Al llegar, se encontró frente a una multitud enardecida con
antorchar prendidas, que reclaman al maldito asesino. La tarde del
crimen los gritos desgarradores de su mujer mientras era asesinada, alertaron a los vecinos que solo alcanzaron a
comprobar el fatal destino de una mujer que vivía su propio calvario. Aquel fue el último acto abominable que el diablo
hacia, pues la gente del pueblo juro que tendrían venganza.
Visiblemente cansado, y aturdido,
“El Diablo” se encontraba en medio de un círculo de fuego que habían formado las antorchas, la
intensidad del calor empezó
a causar efecto y la gente consciente de eso
lentamente empezó
a cerrar el camino acercando más y más las llamas. Casi cerca, la humanidad del
perverso no podía ser indiferente. El calor empezó a penetrar sus pulmones que se
quemaban por dentro, ni si quiera los pataleos del asesino impidieron llevar el
fuego hasta su cuerpo, y matarlo en una gran hoguera formada para ese fin.
Cientos fueron testigos de cómo el propio demonio sucumbía ante el poder de las llamas. En
medio de aquel homicidio una voz de ultratumba declaro vengarse de todos en el
pueblo. El fuego consumió
todo el cuerpo y el humo que emergió
así como el
horrendo olor a carne quemada, provoco extrañamente una lluvia que apago los restos del criminal y baño a todos en ese momento.
Después de aquel día todos los que recibieron la lluvia,
murieron paulatinamente, y en eventos por demás espantosos, la gente decía que era la maldición del diablo que juro vengarse. En poco tiempo el pueblo quedo
solitario y la leyenda se tejió
en la carretera con un letrero que decía:
<< CAMINO
HACIA EL INFIERNO >>

Orale!! Me gustó. Muy bien ;)
ResponderEliminarESPERO TE GUSTEN MIS OTROS CUENTOS... ESCRIBO PARA UN DIARIO LOS CUENTOS
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