Para Javier la felicidad e inocencia en la infancia es solo un espejismo que puede ver a lo lejos pero que jamás podrá alcanzar. A sus 14 años tiene que trabajar para ayudar a su abuela quien adolece una grave enfermedad. Hubiera preferido jugar con sus amigos; pero tuvo que madurar a la fuerza; algo que sin duda lo llevo a cometer aquellos actos abominables.
Fue en el cementerio general,
cuando el velador, un anciano de 80 años;
realizaba su caminata de rutina
por los senderos del campo santo, que hizo el espeluznante hallazgo. Varias
tumbas habían sido profanadas. La tierra estaba completamente removida, y de
los cadáveres solo quedaron vestigios de
su instancia. Para cuando intento salir
y avisar del macabro hecho, Javier lo sorprendió partiéndole la cabeza con un
certero piedrazo que lo mato desangrado.
Su cuerpo formo parte de su botín.
El chico había encontrado una
morbosa y peculiar forma de ganar dinero. Profanaba tumbas y vendía los cuerpos
a una misteriosa secta satánica, que
utilizaban los cadáveres para comprobar un siniestro conjuro, cuya
finalidad era resucitar a los muertos. Aquella noche, el ritual no salió como
lo esperaban, asi que envolvieron los cuerpos en sacos llenos de piedras y los
lanzaron al río, no obstante, la secta seguía perfeccionando sus oscuras
intenciones. A Javier poco le interesaba
lo que hacía con los difuntos, pues el dinero recibido justificaba llevar
consigo el olor a muerte por todos lados.
El dinero que lograba recaudar no
eran suficientes para la medicina que necesitaba su abuela, quien lo crio luego
de quedar huérfano de padres. La anciana significaba su única familia. Si algo
de afecto existía en su vacío corazón,
provenía de ella. Sin embargo; la muerte no es algo de lo que
simplemente se pueda escapar. Luego de
una larga agonía, falleció en su cama al regazo de su amado nieto.
Para ese momento los perversos
integrantes de la secta, había perfeccionado su ritual. Llamaron a Javier pues
necesitaban un nuevo cuerpo con el cual experimentar. Estaban dispuestos a
pagar cualquier precio, pues sabían que en esta ocasión tendrían éxito. En la
mente de Javier solo paso una idea que estaba decidido hacerlo realidad. Ver a su abuela de vuelta a la vida.
La señora era perfecta para la
prueba. La recostaron en el suelo en medio de un círculo de velas y un esbozo de la estrella de cinco puntas. Empezaron a pregonar
cantos diabólicos, invocando a las almas
del infierno para dar vida al cuerpo
inerte. Solo fue cuestión de un par de minutos; cuando la anciana empezó a
patalear revolcándose en su propio sitio. Espuma empezó a brotar de su boca, luego; una aparente calma invadió el lugar hasta que
abrió los ojos. El ritual dio resultados aunque nunca sospecharon los efectos que podrían tener.
Después de aquel día nunca más
volvió a preocuparse por la medicina de su abuela, aunque ahora que han pasado
más de 50 años, Javier se pregunte hasta cuándo vivirá la anciana.

Buen cuento :)
ResponderEliminarGRACIAS... ME GUSTARIA COMPARTAS CON TUS AMIGOS MIS CUENTOS
ResponderEliminarfue muy aterrador ssssssssiiiiiiiiiiiiiii.....
ResponderEliminaresa historia dio pena pero no debía saquear las tumbas y fue muy egoísta..
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